¿Recuerdan aquel mito en el que nuestros antepasados se rehusaban fervientemente a tomarse una fotografía por creer que les robaría el alma? El demoniaco aparato que osaba sustraer la esencia de la persona era satanizado y temido….
Es paradójico lo cercanamente lejos que estamos de esa creencia en la actualidad, porque aunque ahora no huimos al estar frente a una cámara, parece que ésta le ha robado el alma a nuestras vidas. La realidad tecnológica y virtual ha permitido que el hombre ponga al descubierto una necesidad de reconocimiento tal, que se refleja y populariza en la variedad de fotos que circulan constantemente en internet. Y no se trata de cualquier tipo de retrato, sino más bien de aquel que exalta al sujeto como protagonista obteniendo como resultado la tan popularmente conocida selfie.
En los años posteriores a esta “iniciación”, el vocablo no tuvo tanto renombre. Fue el 2012 cuando el término empezó a esparcirse con más fuerza en los distintos medios y redes sociales. La mejor propaganda fue aquella hecha por los millones y millones de usuarios que se deleitaban publicando fotos de sí mismos en distintas poses y actividades. Selfie, fue creciendo poco a poco hasta que en el 2013 arrasó en los medios electrónicos y se posicionó como una de las prácticas favoritas de los cibernautas. Tan es así, que en agosto del año pasado, el diccionario Oxford la coronó como la palabra del año, definiéndola como “una fotografía que uno se toma de sí mismo, normalmente tomada con un smartphone o cámara web y subida a una red social”.
Definitivamente, el autorretrato es una tendencia fotográfica que no nació con el concepto selfie. De hecho, sus orígenes se remontan al año de 1839 cuando el estadounidense Robert Cornelius hace un daguerrotipo de sí mismo. Después de esto, y con la aparición de la cámara portátil, robarse el alma a uno mismo se convirtió en algo que se hacía de manera frecuente. La diferencia radica, tal vez, en la intención con la que se lleva a cabo la fotografía, pues anteriormente se trataba de un vestigio de la propia existencia y ahora, se centra en que esta existencia sea no solamente pública, sino también deseada, amada y rankeada.
Selfie ha sido el concepto motor de toda una tendencia que ha dejado distintas vertientes. De ahí, tenemos por ejemplo “helfie” que es la fotografía que se hace del propio cabello, “belfie” cuando la mirada se centra en el trasero de la persona; “drelfie” cuando se retrata a uno mismo en estado de ebriedad o “welfie” cuando la toma se hace mientras el sujeto ejercita.
El uso y éxito de este tipo de fotografía se ha hecho aún más notorio debido a la utilización que algunos personajes famosos han hecho de ella. Tal es el caso del Papa Francisco en la jornada mundial de la juventud 2013, Barack Obama y, recientemente, distintas personalidades en la entrega de los premios Oscar. Siendo éste último, además de un selfie importante, uno de los tweets con más retweets en la historia de la red social, con al menos más de un millón de RT’s.
Las opiniones sobre selfie varían. Algunos consideran a estas fotografías molestas o fuera de lugar por considerarse altamente egocentristas cayendo en el tan conocido dicho primero yo, después yo y, a lo último yo. Sin embargo, es un hecho que para la mayoría de los usuarios de internet, se trata de una práctica satisfactoria, divertida e incluso liberadora.
Por: Yare H.B